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Cada vez más hay una mayor concienciación por no abusar de las grasas saturadas, algo que se apoya en la evidencia científica de estudios que desaconsejan su consumo en pro de la salud. Sin ir más lejos, la Organización Mundial de la Salud (OMS) establece un límite diario de 10 gramos para el consumo de este tipo de grasas.
Sin embargo, todavía hay muchos consumidores que no saben con exactitud qué tipo de aceites son buenos y si las grasas que ingieren son las adecuadas. Es cierto que todo va indicado en su correspondiente etiquetado, donde suele aparecer una tabla de valores nutricionales. En un subapartado de las grasas se debería indicar la cantidad de grasas saturadas, insaturadas y poliinsaturadas que contiene el alimento en cuestión. Esta información resulta importante cuando va dirigida especialmente a aquellas personas con sobrepeso que necesitan analizar el tipo y la cantidad de grasas saturadas que consumen con cada alimento que ingieren.
Por todo ello, vamos a clasificar los diferentes tipos de aceites en función de la cantidad de ácidos grasos que contienen, poniendo así el foco en aquellos que resulten más beneficiosos para la salud.
Cabe explicar que se tratan de moléculas compuestas por una cadena de átomos de carbono unidos por enlaces que a su vez se rodean de átomos de hidrógeno. Si hay dos o tres átomos de hidrógeno, entonces el ácido graso es considerado saturado. Por el contrario, si faltan, la cadena anteriormente citada precisará de enlaces dobles o insaturaciones. Así, si solo hay un enlace doble, ese ácido graso es insaturado, pero si hay varios, dichos ácidos grasos pasan a ser poliinsaturados. De ahí los nombres que se les dan a los ácidos grasos Omega 3, 6 y 9, ya que se trata del enlace doble que se encuentra correspondientemente en el tercer, sexto y noveno átomo de carbono.
Teniendo clara esta premisa, podemos diferenciar los aceites con menos grasas saturadas.
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Sin ir más lejos, el aceite de oliva virgen extra contiene un 15 % de grasas saturadas, sin olvidar la gran cantidad de ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados que posee, lo que resulta beneficioso para el corazón. Con todo, su punto de humo es relativamente bajo en comparación con otros aceites, por lo que resulta útil a la hora de cocinar a fuego medio y bajo, además de servir como aderezo. Por todo ello, está considerado como uno de los aceites más saludables.
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Otro tipo de aceite que contiene un porcentaje idéntico de grasas saturadas es el de soja. A partir de aquí, la lista se desarrolla de forma descendiente y podemos encontrar al aceite de sésamo con un 14 % de ácidos grasos saturados y el de maíz con un 13% y un alto contenido en ácidos grasos poliinsaturados.
Por su parte, la proporción de ácidos grasos saturados, insaturados y poliinsaturados del aceite de aguacate lo asemeja bastante al aceite de oliva. Más allá de la alimentación, sus beneficios son aprovechados en otros sectores como el de la cosmética. Con todo, este tipo de aceite con menos grasas saturadas es capaz de reducir los niveles de colesterol y con ellos el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares.
En el caso del aceite de semillas de uva hay un 12 % de ácidos grasos saturados, mientras que en el de semillas de lino o aceite de linaza se trata del 11 %. En este último tipo de aceite podemos encontrar ácidos de las series Omega 3, 6 y 9, especialmente el ácido alfa-linolénico (ALA), que supone una fuente de antioxidantes.
Finalmente, el aceite de girasol contiene un 11 % de ácidos grasos saturados, el de cáñamo un 9 %, el de almendra un 8 % y el de colza un 6 %.
Otros aceites que se pueden mencionar son el de cacahuete, rico en ácidos grasos monoinsaturados y el de nuez, que cuenta con una buena proporción de Omega 3 y 6.
Frente a todos estos aceites con menos grasas saturadas se encuentra el de coco, que aumenta los niveles de colesterol malo y, por ende, el riesgo de padecer enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares.
Esto se puede evitar consumiendo aceite de oliva virgen extra, cuyo porcentaje de ácidos grasos saturados es lo suficientemente bajo como para reducir el riesgo de sufrir cardiopatías, tal y como concluye un reciente estudio, por no mencionar los numerosos beneficios que aporta el consumo de este tipo de aceite en casos de diabetes y enfermedades neurodegenerativas, entre otros. Y es que su alto contenido en antioxidantes también es capaz de hacer frente al daño celular de una manera eficaz.
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