El aceite de oliva virgen extra es uno de los alimentos más saludables de la Dieta Mediterránea. Parte de ese mérito se lo debe a los ácidos grasos, especialmente, al ácido oleico.
En este artículo, te contamos todo lo que debes saber sobre este potente componente del aceite de oliva virgen extra.
Los ácidos grasos, como su nombre indica, se pueden encontrar en la gran mayoría de las grasas y aceites.
Atendiendo a su composición biológica, son unas biomoléculas constituidas por lípidos que se forman a partir de una cadena de hidrógeno y carbono lineal. Es decir, los ácidos grasos son lo que todos conocemos como grasa.
A pesar de lo que se pueda creer, las grasas son la principal fuente de energía para el ser humano y, por tanto, son necesarias. Los ácidos grasos desempeñan una función energética, estructural y reguladora.
Sin embargo, debemos distinguir entre los tipos de ácidos grasos para entender por qué algunas sí son recomendables y por qué hay que limitar el consumo de otras. Encontramos tres tipos de ácidos grasos:
Como hemos dicho, nuestro organismo necesita grasa. Sin embargo, todos los expertos coinciden en limitar la ingesta en ácidos grasos saturados y trans y aumentar el consumo de ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados.
Básicamente, esto es así porque el consumo de ácidos grasos trans y saturados se relaciona directamente con problemas cardiovasculares, como colesterol, arritmia, ateroesclerosis, etc. Sin embargo, los ácidos grasos insaturados, como el ácido oleico, ayudan a transportar las vitaminas, reducen los niveles de colesterol LDL y las posibilidades de padecer determinadas enfermedades coronarias, etc. Por lo cual, los ácidos grasos insaturados son saludables.
La importancia del consumo de grasas no reside tanto en la cantidad de grasa de la dieta, sino en la calidad de la misma. No es lo mismo ingerir grasa de origen animal (con todos los perjuicios que supone para la salud) que la misma cantidad de grasas insaturada.
Para la población adulta, en general, se recomienda que el consumo de grasa represente entre un 30 y un 35% del aporte total de energía, siendo el principal el ácido oleico del aceite de oliva virgen extra.
El aceite de oliva virgen extra se compone de ácido oleico, ácido linoleico (Omega-3) y ácido linolénico (Omega-6). Estos últimos son conocidos como ácidos grasos esenciales, los cuales el cuerpo no puede sintetizar y necesita una contribución mínima por medio de la alimentación.
El Omega-3 y el Omega-6 ayudan a prevenir el riesgo de enfermedades cardiovasculares y los niveles de colesterol y triglicéridos, además de reducir la presión arterial; por lo que mejoran la función cardiovascular. Además, tienen efectos antiinflamatorios y anticancerígenos, reforzando así el sistema inmunológico. Los ácidos grasos esenciales, presentes en el aceite de oliva virgen extra, ayudan a mejorar los procesos de cicatrización y al correcto funcionamiento del sistema nervioso y gastrointestinal, entre muchos otros beneficios.
El aceite de oliva virgen extra es, en su mayoría, ácido oleico. Los aceites Oleobercho se componen en un 70% de ácido oleico, potenciando (aún más) los efectos beneficiosos de esta molécula. El ácido oleico disminuye el colesterol LDL (colesterol malo) y aumenta los niveles de colesterol HDL (colesterol bueno), beneficia la tensión arterial y disminuye las posibilidades de padecer enfermedades cardiovasculares, como arritmias o infartos. Por ello, se dice que el aceite de oliva virgen extra es el mejor amigo de la salud cardiovascular.
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Por regla general, las grasas vegetales son más saludables que las grasas animales. Sin embargo, eso no quiere decir que todas sean igual de saludables o que nos proporcionen los mismos beneficios. Veamos algunas diferencias entre diferentes grasas vegetales:
Aunque haya otros aceites vegetales con mayor composición en ácidos saludables, lo cierto es que el aceite de oliva virgen extra es el aceite vegetal más saludable. Además de contener una cifra alta de polifenoles, antioxidantes y vitaminas, como la vitamina E, es el único aceite de origen vegetal que no se manipula térmica ni químicamente para su elaboración. Es un producto 100% natural, con todas las ventajas que ello supone.
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