Cada vez más estudios ponen de manifiesto que aceites que se comercializan como vegetales son malos para la salud. La clave está, según los expertos, en que el concepto de "vegetal" no siempre tiene que ser sinónimo de "saludable". Muchos de estos aceites poseen concentraciones de Omega 6 que pueden llegar a causar inflamación, relacionada a su vez con el desarrollo y el empeoramiento de enfermedades cardiovasculares y neurodegenerativas como el Alzhéimer, osteoartritis, diabetes y síndrome de intestino irritable, además de la esterilidad.
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Entre los aceites malos para el colesterol se encuentra el denostado aceite de palma. Su consumo excesivo puede elevar los niveles de colesterol ya que posee altas cantidades de grasas saturadas. Además, su producción se asocia con daños medioambientales por efecto de la deforestación. Si bien continúan estudiándose sus efectos en la salud, muchas marcas han descartado su uso a la hora de elaborar sus productos.
Investigadores de la Universidad de Temple, Filadelfia, han demostrado que el aceite de canola tiene un gran impacto negativo en la salud del cerebro. Entre sus efectos se encuentra la dificultad del aprendizaje, la inhibición de la memoria y el empeoramiento de los síntomas de la demencia.
Otro producto del refinamiento. A causa de este proceso, el aceite de soya puede contener residuos. Un estudio relaciona su consumo con la colitis ulcerosa, una enfermedad inflamatoria intestinal, además de la obesidad, diabetes, ansiedad, depresión, el autismo y Alzhéimer.
Se trata de un aceite que apenas ofrece antioxidantes, vitaminas y otros nutrientes debido al proceso de refinado al que es sometido. De igual forma, no se recomienda su uso para freír o cocinar.
El problema que ocurre con este tipo de aceite es que se degrada rápidamente, sobre todo si se calienta a altas temperaturas, lo que a su vez genera compuestos potencialmente tóxicos. De hecho, un estudio realizado en la Universidad del País Vasco señala que el aceite de girasol recalentado puede causar enfermedades como cáncer, Alzhéimer y Párkinson. Esto se debe al descubrimiento de la presencia de aldehídos oxigenados alba-beta insaturados, que se generan tras la ruptura de las acenas de triglicéridos y que pueden reaccionar con proteínas, hormonas, enzimas y otros componentes del organismo modificando su estructura y, en ocasiones, también su función.
Todos estos aceites malos para el colesterol suponen un riesgo para la salud cardiovascular ya que favorecen el bloqueo del flujo de sangre hacia el corazón, lo que puede manifestarse como un ataque cardíaco o incluso a sufrir un accidente cerebrovascular en caso de que el bloqueo se produzca en los vasos sanguíneos que van hacia el cerebro.
En cualquiera de los casos, es la calidad y la cantidad de estas grasas las que determinan su efecto en la salud. Por el contrario, el aceite de oliva está constituido por ácido oleico, un ácido graso monoinsaturado que no solo reduce el colesterol LDL, también conocido como malo, sino que también aumenta el colesterol HDL, el bueno. De ahí que sea recomendado como grasa para consumir en crudo o para cocinar.
Ahora que conoces cuáles son los aceites malos para el colesterol, visita nuestra tienda y elige tu preferido, sea temprano o virgen extra.
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