Y estando en uno de los países más saludables a nivel mundial gracias a la dieta mediterránea, el aceite de oliva es el protagonista de esta historia.
Gracias a sus propiedades antiinflamatorias y antioxidantes, el aceite de oliva y el cáncer están relacionados. Veamos por qué.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el cáncer sigue siendo una de las principales causas de muerte, con el cáncer de mama y el de cuello uterino entre los más frecuentes en las mujeres.
Factores como la dieta pueden influir significativamente en el riesgo de desarrollar cáncer. Una mala alimentación, rica en grasas saturadas, trans, productos procesados y azúcares libres, está asociada a enfermedades como obesidad, colesterol, enfermedades cardiovasculares y cáncer.
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La evidencia es cada vez más calara: una dieta mediterránea, rica en verduras, frutas, legumbres, frutos secos y hábitos de vida saludables, puede prevenir enfermedades no transmisibles como las cardiovasculares, obesidad, diabetes, colesterol y cáncer. De hecho, determinados estudios indican que una mala alimentación puede estar detrás de varios tipos de cáncer, como el de mama, colorrectal y gástrico.
El consumo de alimentos ricos en antioxidantes y compuestos antiinflamatorios puede reducir el riesgo de cáncer. Entre estos alimentos, el aceite de oliva virgen extra ha sido objeto de numerosos estudios debido a sus propiedades beneficiosas para la salud.
El aceite de oliva virgen extra, pilar fundamental de la dieta mediterránea, posee componentes capaces de prevenir y combatir el cáncer. Su alto contenido en ácido oleico ayuda a reducir las posibilidades de padecer cáncer. Entre sus compuestos más importantes están los fenólicos, tocoferoles y carotenos, que actúan como antioxidantes.
El Oleocanthal, un fenol presente en el aceite de oliva, inhibe la proliferación de células tumorales. Estudios recientes sugieren que el consumo regular de aceite de oliva virgen extra puede estar asociado con un menor riesgo de desarrollar cáncer de mama, gracias a sus propiedades antioxidantes y antiinflamatorias.
Diversos estudios han investigado los beneficios del aceite de oliva virgen extra en la reducción del riesgo de cáncer. Por ejemplo, un estudio en la revista Molecular and Cellular Oncology encontró que el Oleocanthal puede inducir la muerte de células cancerígenas sin dañar las células sanas.
El estudio Predimed (2007-2012) concluyó que el consumo de aceite de oliva virgen extra puede reducir el riesgo de cáncer de mama en un 66%, gracias a su alto contenido en ácido oleico. además, investigaciones de las Universidades de Granada y Málaga han utilizado aceite de oliva para desarrollar nanocápsulas que administran fármacos selectivamente a las células cancerígenas, minimizando el daño a las células sanas.
un estudio publicado en el International Journal of Cancer en 2015 encontró que una dieta rica en grasas monoinsaturadas, como las del aceite de oliva, puede reducir el riesgo de cáncer de mama en mujeres posmenopáusicas. Igualmente, investigaciones de la Universidad Autónoma de Barcelona han descubierto que el aceite de oliva virgen puede proteger contra el cáncer de mama al disminuir la actividad de ciertos genes oncogénicos y promover la muerte de células tumorales.
Un metaanálisis en el Journal of the American College of Nutrition concluyó que el consumo de aceite de oliva puede estar inversamente asociado con el riesgo de varios tipos de cáncer, incluyendo el cáncer de mama y colorrectal. Además, un estudio de cohortes en España, publicado en la revista JAMA Internal Medicine, encontró que una dieta mediterránea suplementada con aceite de oliva virgen extra redujo significativamente el riesgo de cáncer de mama en mujeres mayores.
Como verás, el aceite de oliva virgen extra se perfila como un aliado poderoso en la lucha contra el cáncer. Sus propiedades antioxidantes, antiinflamatorias y su perfil nutricional lo hacen un componente valioso de una dieta saludable.
Sin embargo, es fundamental adoptar un enfoque holístico que incluya una dieta equilibrada, ejercicio regular y consultas médicas periódicas para la prevención y tratamiento del cáncer.
En la lucha contra el cáncer, el aceite de oliva no es una solución milagrosa, pero sus beneficios potenciales, respaldados por la ciencia, lo convierten en un complemento importante dentro de un estilo de vida saludable.
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